Libertad

No se como llegó, pero tu nombre estaba ahí. Levanté la mirada de la lista "Condicional" hacia los rayos de sol que entraban, y no pude evitar que una sonrisa adornara mi rostro, la primera vez que recordaba sonreír en años. En otro sitio seguro que más de una lágrima habría derramado, tanto tiempo condenados a compartirlo todo, tanto tiempo siendo hermanos en este sitio tan lúgubre como lo pintan fuera, o más. Tranquilamente crucé la estancia, saqué la caja de debajo del catre y comencé a guardar tus cosas, con tesón. No tardé mucho, ya se sabe, aquí la opulencia no es norma precisamente. Una foto de tu pequeña con su madre, otra de tus padres, un par de libros de filosofía y el tabaco de mascar sabor afrutado. El mayor tesoro te había tocado a ti, finalmente te devolvían aquello que perdiste por tus errores de juventud. Quizás pagaste un precio muy alto, pero lo que importa es que ya terminaste. Te echaré de menos, y espero que no vengas de visita, ya tuviste bastante. Disfruta fuera, compañero, yo me quedo aquí sujetando los barrotes. Cuidate de volver por aquí, que no hay calefacción, y estas paredes están tan grises que parecen morir cada día llevándose en su viaje al Hades un trozo del alma, dejándote más vacío cada día que pasa. Cada día que has tachado. Es hora de ir a recoger dicha alma, pues has expiado tus faltas, y retomar el color de la vida cuando se es libre. 

Quien no la perdió, nunca la apreció tanto como debería, tanto como costó conseguirla.