Desempolvar

Discos. Se dice que el CD va a desaparecer, quedará como objeto de coleccionista y fetichismo, como le ha pasado al vinilo y al cassete. No lo niego, pero estando frente a mi colección de discos, quitándole el polvo con un dedo y mirando tantos recuerdos y tantos ritmos que han estado generalmente de fondo mientras hacía otras cosas; pero tan necesarios para tomarse las cosas de otra manera, hacer fácil y animar en cualquier momento. Y la verdad, ahí quedan, los favoritos están siempre ahí y no en un mp3. Uno de ellos tiene un título especial, de los afiladores, Los Suaves, es el Santa Compaña -que fue el que me animó hace ya muchos años a explorar el panorama nacional del rock y no centrarme únicamente en el internacional-. Leyenda gallega que dicta cómo las ánimas van por los bosques del macizo galaico y si los ves pasar, si te van a buscar, es para que te unas a su peregrinaje en busca de otras almas. Y dentro, este tema, Dulce Castigo, fantástico; que aunque solo sea por el título me viene al dedo para explicar como se avecina el curso entrante. Si, otro invierno más, otro año con la pala naranja desenterrando el coche cada mañana y lejos de todos, lejos de casa, lejos de los amigos... lejos de ti. Pero al fin y al cabo, no es tanto tiempo, y si va la mitad de bien que el curso anterior habrá merecido la pena de largo. Todo esto pasa, en un suspiro, por dentro; mientras un dedo quita el polvo a los discos y ves su título.

Que sea Suave.

Post-data: un acertijo.

Se llenó de burbujas, tan redondas que su perfección la mirada embruja. La mirada perdida, tan ociosa como la cigarra frente a la hormiga. Al subir y bajar el centro toman; azul en su cielo y verde en su mar.