martes, 13 de abril de 2010

Treasure


Existen tesoros sin metal, sin trampa ni cartón; tesoros que podría llevárselos el viento salvo que caigan en los oídos adecuados. No son tesoros para guardar, y aunque se pueden llevar y lucir, tampoco son tesoros con los que ostentar; pero no queda más remedio que estar orgulloso de uno mismo, de quien trajo ese tesoro al jardín donde la vida florece. Y es en ese lugar donde al mirar al cielo aparece esa silueta mágica, volando entre las nubes, haciendo alardes hasta caer sobre quien allí estuviera para regarlo todo con la mayor felicidad imaginable. Todo cambia, nada será igual, pero con este nuevo tesoro las cosas se ven desde una nueva perspectiva. Toca ser jinetes del viento en pos de los sueños, abrir los brazos y dejar que la ropa haga de vela, para llegar a lo más alto y sentarse, en el suelo, a tu vera. Fundirse en un abrazo, reverberar las palabras que ese tesoro trajeran, sentirse libre de morir a sabiendas de que no va a concluir, que no es una vía muerta, que aunque la vida pase no ha sido en vano y queda escondido un tesoro que repita el futuro en pasado.

1 comentario:

Virginia Vadillo dijo...

Me gustan los tesoros, sean como sean :)
Tambien hay tesoros imposibles, y esas cosas....