miércoles, 16 de septiembre de 2009

Martínez


-Migraremos a Saturno...

-¡¡¡NOOOOOOO!!!!- aclamaron al unísono, en un coro marcialmente monocromático, los jóvenes marcianos.

-Saturno huele a pedo, imagínate, hasta tiene una luna con atmósfera de metano...- imploró su pequeña Marcia.

-Nunca conseguí aprenderme el nombre de sus lunas!- Recordó el pequeño Mariano.

-Los anillos no son más que polvo que hace que la casa se ensucie más.- Protestó Marcelo.

-La gravedad nos aplastará.- apuntó María, su mujer, la única capaz de hacer un comentario realmente aterrador.

Sí, no sería tan inmediato como en Júpiter, pero cierto era que en Saturno la gravedad era imponente. Pero tal vez si aguantaban unos minut...

-¡¡¡NOOOOOO!!!- Volvió a gritar, casi entre llantos, su marciana familia, desconcentrándole, no fuera que tomara una decisión. El marciano Martín tenía amartillados los tímpanos de sus flotantes antenas auditivas.

Todos eran conscientes de que el gigasteroide que se aproximaba, y que impactaría en menos de -¡tan solo!- cuarenta cuadernas solares (el equivalente a unas ocho horas terrestres: una cuaderna solar se mido por lo que tarda en llegar un fotón a velocidad crucero desde la estrella Ash-Heol hasta Marte, el planeta verde al menos hasta que choque el gigasteroide, el cuarto en distancia a la estrella), pero aún tenían tiempo de decidir donde exiliarse. Y si nadie quería ir a Saturno, no les quedaría más remedio que acercarse al planeta anterior, esa horrible roca de hierro y silicio recubierta con un líquido asqueroso que desde lo lejos parece azul pero de cerca es transparente. Dichosa materia, no podía solidificarse como en todas partes. Sólo en los polos de la roca.

Todos habían decidido ir a Saturno, pero no, su familia quería acercarse a esa estrella. En fin, daba igual un sitio que otro, la cuestión era salir de allí antes de que pasaran las treintaycinco cuadernas solares que faltaban.

-Vale, al planeta azul.

-¡¡¡¡BIEEEEEEEN!!!!

Y en menos que canta un gallo se teleportaron a su crucero estelar, marchando en dirección opuesta al gran éxodo de marcianos que se dirigían a Saturno. Los Saturninos, se llamarían. Juas. "A quien se le ocurría ir a un planeta con anillos lleno de metano, que peste", se consolaba hipócritamente Martín el marciano.

Y mirando con cierta nostalgia hacia el resto de marcianos, vio con horror como el impacto destrozaba su querido planeta, volviéndolo de color rojo, arrancando toda su vegetación en llamaradas incandescentes. Llamaradas que sucedieron en dirección a Saturno, exterminando al resto de su especie.

Con horror, se dio cuenta de que su familia, los Marz, eran los únicos seres vivos que quedaban en el Universo. Y no tenían planeta...

La formación de millones de pequeños asteroides les fascinó a todos, viendo como armónicamente continuaron en su órbita alrededor de Ash-heol, pero más alejados que su maltrecho planeta Marte. Mientras, se acercaban a la temible roca de hierro y ese líquido pringoso...

-Mira papá, que bonito es todo azul.

Su pequeña Marta se asomaba por el ventanuco. Martín sacó del cofre tres frascos: uno con la Esencia de la Vida, otro con la Esencia del Amor y otro con la Esencia del Odio. Cargó el primero y lo disparó hacia la ingente masa líquida que prácticamente cubría el planeta entero. Así, al menos, los bichos que véte a saber cómo evolucionaban, estarían acostumbrados a algo tan sucio como el líquido ese. Acto seguido, mezcló las otras dos Esencias. Como siempre resultaron difíciles de mezclar, pero un poco de su azul savia marciana (los marcianos son azules, contra toda creencia actual) creó una emulsión similar en aspecto a lo que en un futuro se daría en llamar Mahonesa, y la arrojó de nuevo, para que hubiera un equilibrio en las almas de este planeta que comenzaría a tener vida en unos minutos.

-Papá, ¿como vamos a llamar a esa parte azul que es como nosotros?

Pensó en silencio, mientras una sonrisa se dibujó en su cara.

-La llamaremos Mar, como nosotros.

De lo que no se dieron cuenta es que se estaba desparramando el último bote de las esencias... la esencia Mineral. Y fue demasiado tarde cuando su astronave, ya en órbita de aclimatación alrededor del tercer planeta, se multiplicó y se convirtió en una esfera gigante, grisácea, que orbitaba alrededor del planeta del Mar. Cuando se estabilizó, era lo suficientemente grande como para controlar el vaivén de las olas que formaba aquel líquido que tanto disgustaba a los marcianos, y que acertaron a llamarle como ellos, Mar.

13 comentarios:

Alma (Susurros Mortales) dijo...

Un relato muy curioso, no tenia idea de que los marcianos fueran azules. xD

Gracias por pasarte por me blog.

Besitos.

Yandros dijo...

Sinceramente, hoy me has dejado de piedra. La ciencia ficción me encanta, aunque soy un mero aficionado. Mezclar la ciencia ficción con mitos cosmogónicos dando explicación al cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, la creación de la Luna...
Y encima toda la familia empieza por Mar... jajaj no se te ha escapado detalle.
Hoy me quito el sombrero, en serio, es de lo mejor que he leído en la blogosfera

Neus dijo...

Uoh! Hoy sí que me ha gustado el cuento :D


El próximo libro, de marcianos? jajaja!

kel dijo...

Genial, sólo que mi mente científica piensa en por qué al mar se le llama mar si los que le pusieron nombre están petrificados en la luna....ya, ya se, me está atrapando la nada:D
En serio, me ha gustado y me he reído mucho.

Reithor dijo...

Gracias a todos, me alegro que os gustara mi desvarío nocturno... No, aún no tengo internet en casa.

kel, la respuesta es muy fácil, deberías recordar que los frascos que contienen las esencias del Amor y del Odio no se los dan a cualquiera; y van etiquetados con un código de barras interestelar que está generando ondas psíquicas para que los animales inteligentes, en el futuro, llamen a las cosas por su nombre si lo tienen. Por eso los delfines llaman mar al mar, aunque no lo entendamos. Y los ingleses lo llaman sea porque juegan al rugby y al hurling desde chiquititos, lo que les deja el cerebro trastornado.

:)

Emma Grandes dijo...

Me ha encantado!!! Detalles que no se te han escapado y muy bien logrados, por cierto!
Buena historia para una gran frase.
Besillos ;)

Sara dijo...

¡Oh! Me encantó!! EL diálogo inicial no tiene desperdicio... ;)

kel dijo...

Vale, con esa explicación ya encaja todo.

Pugliesino dijo...

Si ya sabía yo que los pitufos eran extraterrestres y nadie me creía :)

Ni Darwin ni leches, el origen de la vida, del mar, el big ban, la respuesta a si no estamos solos, el secreto del amor, etc ¿Desvarío nocturno? Tu historia es una historia universal quillo!

Muy buen relato y original la idea!

*Entonces eres de los Nets ;)?

I. Pichel dijo...

Saturno... demasiado lejos del sol. Muy interesante el relato, verdaderamente curioso.
Un saludo y un canto de ballena =)

Reithor dijo...

Hola pescador, los Maiden te hicieron una bella canción. Gracias por venir, y bienvenido :)

Rebeca Gonzalo dijo...

Sumamente divertido y original. Me he perdido un poco cuando explicas el concepto de cuaderna, pero el relato es excelente. Un abrazo.

Virginia Vadillo dijo...

Jajaja, que monos los marcianos!!
No sé yo si la tierra no les dejará un poco... no sé... decepcionados! Aquí lo diferente nunca se acoge bien, y eso de tener la piel azul... no lo veo claro... XDD
En serio, muy original!