Había sido llegar a casa, arrojar todo al suelo y con una sonrisa brillante y auténtica decir
"Cariño, hoy son..."
"Si, son seis años"
Y abrazarse, sintiendo que el fuego del corazón de ella llegaba a la gasolina del suyo, ardiendo en deseo una vez más. Tras acariciar sensiblemente su cara entre besos, miradas, risas y carantoñas susurradas, liberó su escote y dejó que la blusa se tomara la tarde libre. Fue entonces cuando lo vio.
"Caray, te has tatuado la espalda..."
"Sí, son dos arpas."
"¿Arpas? Tienen forma de corazón..."
"Así podrás poner música a cada caricia que me das. ¿Quieres?" Con una sonrisa, le dio un beso en la boca, y así se le pasó la estupefacción. No era mala idea, poner música a las caricias.
Así, aquella tarde de aniversario, la luna decidió pasar de cuarto menguante directamente a llena; las estrellas no se intimidaron ante la luz lunar, y todos participaron en esa orquesta que bañó los oidos de los amantes, al compás de aquel anárquico arpa doble.
7 comentarios:
wenas rei!!
cómo va la cuenta atrás? dando los últimos tirones?
aquí andamos con la del inicio de los sanjuanes, aunque ya estamos entrenados para aguantar, sólo quedan 2 días.
espero que en la tuya tb se vea el fin a la vuelta de la esquina, y que el traslado sea lo menos accidentado posible...
bon voyage!!!
La la! Pues la cuenta atrás va por mala rima, vuelo en cinco días... y esta vez pienso cumplir todos los horarios (y hacer a los pilotos cumplirlos). ¡Gracias!
Hola campeón,
el sábado 27 montamos una en segovia en ca del Sr. Sánchez y estás en la lista de invitados preferentes bajo el epígrafe Dr. Reithor +1...
Sería pasar una noche allí en su casa de campo.
Espero que puedas librarte de las obligaciones familiares
En realidad, fue él quien no se atrevió a preguntar, ¿sabes? Una pena, le hubiera gustado escucharlo :)
Me encanta tu relato, pero cuéntales a los protagonistas un secreto: el tatuaje era innecesario, la vida está siempre llena de música. Y la muerte.
Lo de la muerte no lo sabía... A la vida ya se la pongo yo (para desgracia de mis vecinos).
Al cobarde ese na, no se merece aquello por lo que no arriesga.
Me parece un relato super original, terriblemente bello. Me gustaría que a mí me pasara algo así y que no acabara nunca ese fuego, esa ilusión, que no se dejara camelar por lo de la rutina.
Detesto los tatuajes pero, tu relato ¡muy chulo!
Saluditos.
Nada, transforma tu piel en lienzo y deja que el arte se esparza entre las pecas...
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