miércoles, 1 de abril de 2009

Posos



Yo sólo quería un café y ¿ahora resulta que su destino está en mis manos? Me encontré completamente fuera de juego. Pasaba por aquí y llamé a su casa, para vernos un rato. Me abrió la puerta, hacía tiempo que no coincidíamos, tanto viaje... todo tan diferente de antes. Parecía que había pasado una década desde la última vez que nos vimos, esa última vez en la que no pasó nada. Tuvimos nuestro momento, tuvimos esa pasión que, aunque nunca desapareció, se vio superada por el resto de circunstancias y acabamos por romper. Aunque mantuvimos el contacto esporádico, nunca mejor dicho. Finalmente se fue enfriando todo y cada uno por su lado, como mil veces ha pasado, y seguirá pasando. El caso es que tras cruzar la puerta sentí de nuevo ese remolino por dentro que lo descoloca todo: sí, llevaba ese chandal de andar por casa, el pelo descuidadamente suelto pero bailando al paso armonioso que sus caderas se contoneaban, y las gafas de pasta azules que, aunque nunca lo admitiría, le daban un morbo mucho más agudo que las lentillas. Pero lo que realmente me marcó fue, como siempre, el escote justo para sugerir la conocida generosidad que se esconde tras los botones de su holgada blusa.

-¿Quieres algo?- Me preguntó con una sonrisa juguetona, contra la que llegué a ser inmune, pero parecía que la vacuna iba necesitando renovarse.

-Eeeeh.... ¿Café?

-Con mucho azúcar, ¿no?

-Si, gracias.

Así me senté en el sofá del salón, cuyos aromas me resultaban embriagadores, demasiados recuerdos. Tanto tiempo había pasado, y todavía podía ser cautivado con una mera visita de sobremesa... tendría que pasar esta prueba, no podía permitirme caer siempre presa del pasado, tantos tropiezos en la misma piedra significaban el estancamiento, voulez-vous ciao ciao, vuelva a la salida. Salida...

A los tres minutos llegó, como me podía esperar, con la que había sido mi taza en tantos desayunos años atrás. Me sorprendió que aún la conservara, con su temperamento bien podía haber arrojado todo a la basura, o por la ventana directamente; aunque obviamente no era el caso. Para ella un té con limón, a juego con su bronceada piel, morena hasta el invierno.

Nuestros ojos se cruzaron y durante unos segundos me temí lo peor, o lo mejor desde otra perspectiva, pero hábilmente me preguntó qué me había traído al barrio. Empecé a hablar del trabajo, de la familia, y poco a poco, saboreando la cafeína y sintiendo como mis sentidos se ponían alerta, despierto, todo se relajó; pasando el momento crítico. Ella seguía preguntando, alegre e interesada, facilitando mi verborrea. Una vez me arrancaba no había forma de pararme.

El café empezaba a estar templado, con lo que decidí apurarlo para encontrarme de repente mascando algo duro que no me esperaba. Casi me atraganto y sufrí un sobresalto, que se reflejó en su cara con un pavor instantáneo que, aunque lo disimuló al segundo, pude percibir. Se abalanzó sobre mí para empezar a golpear mi espalda con la palma de su mano, temiendo que me hubiera tragado el "regalito" inesperado. Cuando conseguí hacerla entender que parase, me saqué el mortífero objeto de la boca, y descubrí un anillo. Casi me atraganto de nuevo, y tosiendo me levanté, mirándola inquisidoramente para saber qué pretendía. Lo que se deducía de la situación no me gustaba un pelo. Mirando hacia los lados, luego al suelo, sin saber cómo arrancarse y llena de vergüenza, sus ojos comenzaron a humedecerse más de la cuenta, pero consiguió susurrar un "te echo de menos" con el que me habría derretido noventaynueve veces de cien que lo hubiera escuchado. Pero era día de lotería.

-¿Qué? Casi me muero por la bromita esta, ¿qué es esto de un anillo? Si me echas de menos, ¡con llamarme basta!

Una lagrimilla se aventuró fuera de sus preciosos ojos, que se vio más grande por las gafas, y la siguieron otras cuantas. Pero no le entró la llorera de aullar, fue un llanto silencioso que me hizo sentir culpable por lo brusco de mi reacción. Al fin y al cabo, teníamos mucho pasado juntos. Me arrepentí, cambié de actitud y me acerqué a abrazarla, sintiendo su sinuoso cuerpo acoplarse reconfortantemente contra el mío, se quitó las gafas y apoyó la cabeza contra mi hombro. Así estuvo hasta que el sosiego la recuperó, pasó la ansiedad, y se atrevió a mirarme a los ojos. Tras un minuto de respirar, llenarse los pulmones para hablar y no decir nada, al final se armó de valor y confesó, mientras yo esperaba a escucharlo todo pacientemente. Y perplejo, más con cada palabra.

- No puedo vivir sin ti, todo carece de sentido... Sé que han pasado muchas cosas, y que cuando tuvo que funcionar no puse todo de mi parte, pero me he dado cuenta de que no se vivir sin ti. Ni quiero vivir sin ti.

-Pero...

-Si, como lo oyes. Si no vivo contigo, moriré de tristeza.

-¿Es un chantaje?

-No, es un hecho. Estos años he descubierto cuanto te quiero, me he sentido cada vez más gris y deprimida desde que marchaste la última vez, y cuando has llamado hoy, he sentido que tenía que ser así. Si no quieres, o no puedes, o tienes otros planes... lo entiendo. Moriré sin que lo sepas, y sin que sea culpa tuya.

-Tras lo que me acabas de contar, ¿cómo quieres que no me sienta culpable? Estás poniendo tu vida y tu destino en mis manos, en una taza de café con sorpresa. Esto es demasia...


... y así es como nos reconciliamos, nos dimos una segunda oportunidad y ... nos casamos. Con el anillo que casi me mata, figurada y literalmente.

Este es mi segundo cuento, gracias por la foto al dueño del link (si saco algún céntimo por esta difusión estoy dispuesto a compartirlo) y a ti por leerme. Del texto:


16 comentarios:

Brujita dijo...

auf.... una historia con demasiados tintes de realidad... pero muy buena, genial

besines embrujados

Dama Blanca dijo...

Qué bonito :) me encanta la combinación de los dos últimos párrafos con la foto, muy acertado.

¡Un saludo!

Neus dijo...

Orgh... Qué duro... y qué fácil es caer en todo eso. Nos dejamos conmover por el pasado o puede que, simplemente, los sentimientos nunca se borren. Yo opto por la segunda, al menos en mi vida ha sido y es así.
Hay cosas que no se curan en años, aunque nunca tropecemos de nuevo con ellas.

Magnífico. Escribe más de estos :P

Reithor dijo...

Caray, llega uno al trabajo y se encuentra con comentarios tan positivos, así da gusto :)

Brujita, La realidad es la base sobre la que crear los sueños, siempre viene bien tenerla presente. Al menos le he puesto un final feliz...

Dama blanca, es cierto que lo la foto incrustada ahí le da un vuelco, la letra grande fue para bajarla y que te la encuentres en vez de verla al principio (no se si funcionó).

Ne, cuanta razón llevas, es algo que dependiendo del momento, puede suceder... para bien o para mal.

Muchas gracias, me alegro de que os guste.

kel dijo...

Me ha gustado, pero no sé si es un final feliz o un comienzo obligado. Parece que ella le atrapa, él se enfada primero y luego siente lástima, pero es curioso que sea ella quien no puede vivir sin él y que sea él el que llama. Lo que tengo claro es que no me gustaría estar en la piel de ninguno de los dos.

telémaco24 dijo...

Joer macho, qué bien escribes!!

Me gustó el cuento y tb la imagen

Reithor dijo...

En realidad, el comienzo de esta situación puede ser tan variado... ella tampoco le atrapa, simplemente se encontraba perdida y vio la luz, actuando espontáneamente. O eso quería transmitir, igual no lo conseguí del todo :)

Gracias Telémaco :) Me alegro que te gustara. Y ya sabes, la imagen a repetirla en el Paris-Dakar particular de tu guarida...

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Definitivamente: ¡qué peligro tiene el café..! ;)

Reithor dijo...

sobre todo el americano Daniel... pero por otros motivos.

Cuchufletas en Vinagre dijo...

Me ha tocado la fibra.

Reithor dijo...

Espero que no te tocara la fibra de José Coronado....

Bueno, tras esta respuesta que rompe con cualquier tipo de aura-etc que tenía tu comentario, el de verdad; gracias por disfrutar el relato, y me alegro de que no te dejara indiferente, que es de lo que se trata.

¡Un abrazote!

Dama Blanca dijo...

Grande Sínkope, ya lo creo.
Ya la conocía, sí, me encanta. También me gusta mucho la canción que le canta Medina Azahara.

Y los que somos de aquí, estemos donde estemos -o donde acabemos-, sabemos que también grande Madrid, le pese a quien le pese ;)

(Por cierto, me encanta tu avatar *O*)

¡Saludos!

Reithor dijo...

Si son grandes, aún recuerdo la firma de su disco "y si quieres llorar te hago reir", estuvo bien.

El avatar... pues una ligera modificación de los dibujos de Derek Riggs, encargado de las portadas de Iron Maiden. También me va el género más duro del rock.

Un saludo!

Dama Blanca dijo...

¡Muchas gracias! Pero yo no soy la chica de la foto ;) -ojalá- jajaja

¡Un besote!

Malvi dijo...

Es una historia preciosa... Me caso en menos de un mes... despues de ocho años... miles de cosas... es ua historia preciosa y casi real.

saludos, nos leemos!

Reithor dijo...

Epa! Si que llegaste lejos rebuscando historias :) Me alegro que te gustara, esta también es de las que me dejó satisfecho.

Te deseo mucha felicidad y que todo vaya bien :) ENHORABUENA

Un abrazote