lunes, 13 de abril de 2009

A 6 horas



Es tarde, otro día mas que termina y en el que he encontrado la manera de sobreponerme a tu ausencia. Trabajando más de la cuenta, y por supuesto más de lo que la paga sugiere; y echando unas canastas con la gente de por aquí aún a sabiendas de que, entre su juventud y mi laconismo comunicativo, mejor abstraerme y echar un poco de intensidad al asunto. Todo para retrasar lo más posible ese momento de introducir la llave en la cerradura que protege la oscuridad de una casa fría, vacía, silenciosa. Cierro los ojos suspirando, sintiendo el frío viento de Abril, recordando cuando al introducir la llave oía tus ligeros pasos acercarse a recibirme saltando sobre mi, escuchando en fantasías cómo me preguntas entre besos qué tal ha ido el día y a quien hay que demonizar hoy, olfateando el aire para averiguar cual es la sorpresa a la mesa en la cena. Entro, encendiendo la luz y el ordenador, mientras me preparo para la ducha... si, ese chorro de agua caliente, relajante, para terminar el día. El ruido del agua trae consigo esas risas, que fluyen por mi memoria al igual que esa misma agua resbala y golpea mis cansados pies: sin cesar, sin parar, sin querer dejar de tamborilear sobre mis gastados hombros. No está de más remolonear unos minutos ahí, escuchándote en el agua, de nuevo con los ojos cerrados y sintiendo las caricias húmedas que suben con el vapor, sabiendo que sólo tus manos podrían hacerme sentir mejor, que mi piel está incompleta cuando no está entre tus brazos. Al terminar, miro la solitaria toalla, y recuerdo con una sonrisa cuando había dos, la primera, que había puesto sobre el radiador para que esté caliente al terminar, para tus tiritonas; esas que se agitan pidiendo la suavidad y el cariño de una buena toalla seca. Bendito invento sueco el calefactor de toallas, si el hambre agudiza el ingenio no digamos el frío. Al terminar... lo mejor, empezar este libro que sé que ya te has leído. Así, al menos, seguiré el camino que ya has pisado, compartiré las emociones de las letras y me sentiré, con suerte, como tu ya te sentiste. Un dia más hacia adelante, un día menos de exilio. Al apagar la luz, siento el viento golpear la ventana, queriendo entrar, con un lejano mensaje desde más allá del Atlántico, un "te quiero" susurrado al viento desde la lejana Iberia. Segunda sonrisa de la tarde, segunda del día; y respondo con lo mismo para cuando te levantes. Respiro el polvo que trae el viento, me empapo en la imaginación de ti, drogándome con tus recuerdos hasta caer dormido y no llorar, no sentirme morir por echarte de menos, recordar que es un día menos para que el futuro se torne presente y las palabras se tornen hechos.


3 comentarios:

Neus dijo...

La distancia da asco. La diferencia en el horario un poco más. Y siempre, la noche es lo peor, cuando hay pocos quehaceres, y cuando el reloj en españa marca una hora en la que todos (menos yo xD) duermen.

Ya sabes que te entiendo demasiado.


Ánimo!!

Reithor dijo...

Pues si... igual lo bueno de California es que pillas a la gente levantándose cuando tu te vas a dormir :)

Anónimo dijo...

hola que tal espero que andes bien
aki dejandote mis saludos cuidate
vale..!!
adiios