miércoles, 25 de marzo de 2009

Maldita carta



"Cuando ya no supiéramos de qué hablar, nos acurrucaríamos en un rincón a dormir abrazados." Aparcó la pluma junto al tintero, revisando la carta de amor que tenía que terminar. Y efectivamente, no sabía como terminarla: ¿dar rienda suelta a su sinceridad, sacando el lado más pasional a relucir? Le resultaba lascivo. En cambio, el puritanismo platónico apestaba con sus tonos vanales, cursis, fucsias. Las promesas que quería plasmar en su carta llenaban chorros de tinta, que en su mayoría habían acabado en la atestada papelera, esa que aparentaba resoplar cada vez que su carga de celulosa incrementaba. Una vez más, arrugó la hoja sin piedad y la descartó, desterrándola por error a los alrededores de la papelera, que pareció esquivar el último intento de apuntalar su poesía.

Volvió a encarar lo que ya tenía escrito, y se armó de valor una vez más: "Cuando ya no supiéramos de qué hablar, nos subiríamos a la azotea a contemplar las estrellas". Al menos contenía una rima, pero... ¿Y si había nubes? O, peor aún, ¿Y si nevaba? No podría cumplir sus promesas. Tachón. "Cuando ya no supiéramos de qué hablar, nos diríamos todo con la mirada, dejando que los besos tradujeran los mensajes ocultos". Menudo repollo. Tachón triple en vertical y horizontal. "Cuando ya no supiéramos que decirnos, dejaríamos que la música nos transportara a cuando fuimos felices". ¿Entonces no seríamos felices? No.... tachón. "Cuando ya no supiéramos de qué hablar, reiríamos sin parar con cosquillas de azafrán". ¡Por favor! Digno de un prepubescente. Se rindió de nuevo, arrugando la bola de papel y recordando aquellos tiempos en que el baloncesto fue su pasión, muy por encima de las mujeres.

No sabía que decir. Desesperado, hundido, desarropado y desamparado se levantó, volcando sin querer el tintero. Ni se dio cuenta. Se tambaleó a la deriva hasta la pared, en la que apoyó la frente y resbaló hasta quedar de rodillas frente al muro, junto al oxidado radiador, bajo el marco que contenía un collage de fotografías traídas del pasado. Sintió la soledad, se dio la vuelta y apoyó la espalda contra pared, agarrándose las rodillas. En su tristeza, imaginó que ella se ponía frente a él, le besaba en la cabeza con delicadeza, y cogiéndole la mano, se sentaba junto a él; pasándole el otro brazo por la espalda hasta llevarle a su regazo y consolarle, concediéndole el sosiego que le había sido negado en su soledad, digna del más famoso título de García Marquez. De repente se dio cuenta de que la frase anterior, era la necesaria, ya que reflejaba sus sueños. ¿Qué rezaba? "Cuando ya no..." ¿Como seguía? ¡Tenía que encontrarla! Haciendo un esfuerzo titánico, se levantó y se dirigió a la abarrotada papelera. Comenzó a mirar entre todos los papeles arrugados, revisando las espantosas alternativas ya descartadas. Peor que una novela de terror. Pero entre tanta paja se escondía su oro... ¿donde estaba? ¿Por qué no aparecía? ¡No podía ser!

De pronto recordó, si, había quedado fuera de la papelera; "cuando no supiéramos..." ¿qué? Se dispuso a desarrugarlas todas, una tras otra, parecía que la maldita hoja de papel jugaba al escondite con él. Sólo le quedaban dos papeles más, que arrodillado descubrió en el último momento bajo el borde de la mesa... y bajo un chorro de tinta, que caía desde la mesa. Entonces descubrió el desaguisado, la maldición del calamar había destruído la versión buena de la carta y ahora caía sobre la última bola de papel que le quedaba por revisar. Sus labios se curvaron, se le ensurcó la frente, y una lagrimilla comenzó el descenso libre por su sonrosada mejilla. Aún así abrió la bola de papel, prácticamente negra, pero en la que consiguió distinguir " Cuando no ...currucaríamos en un rincón a ...azados".

Intentó rescatar esa última frase, pero se encontró el tintero vacío.

Se acurrucó en la pared que acababa de abandonar, y sin poder contenerse más, lloró su pérdida en silencio hasta que le asaltó la asfixia y cayó dormido, soñando que aquellos deliciosos brazos le sosegaban, enredaban y amaban.

PS: Esta es mi primera contribución como cuentacuentos virtual, a ver si no es la última.


Safe Creative #0904032905961



19 comentarios:

kel dijo...

Descubriendo facetas nuevas:)
Me ha encantado. Me he imaginado a un montón de gente escuchando y riendo con lo del azafrán.
Un beso

mortfan dijo...

Espero que no sea la última contribución como cuentacuentos, es muy bonito. Pobrecillo... Creo que eso nos ha pasado a todos en mayor o menor medida...
Con lo fácil que sería acercarse a ella y decirle "Te quiero"...

Reithor dijo...

Bueno, de escribirlo a contarlo hay un trecho. Creo que de leerlo no paso. Pero bueno, el camino se recorre andando, nunca se sabe :) Igual que el prota, que comienza sus andanzas en la lírica arrugando papeles, acabo llegando a algún lado.

Besos y abrazos, a discreción según el grado de confianza.

Brujita dijo...

a veces tendriamos que reunir el valor sufciente para o dejar en manos de la pluma aquello que queremos decir.... pues puede acabar ahogado en tinta.

precioso texto

besines embrujados

Reithor dijo...

Gracias brujita, ¡bienvenida! Me alegro que te gustara.

Nos leemos

Daniel Hermosel Murcia dijo...

Ains, te tengo abandona, perdona, en cuanto pueda lo leo...

Reithor dijo...

sin problema campeón, no te estreses que al fin y al cabo esto forma parte del ocio :)

MaríaCristina dijo...

estás de lo más inspirado últimamente...me alegro!!!

grandes los celtas y ese 20 de abril que ni las orquestas verbeneras consiguieron que le cogiera manía persecutoria...

un besazo y a seguir bien!

Reithor dijo...

Orquestas verbeneras no, pero una discomovil tiene todo en su mano para conseguirlo :D

Otro beso para ti, bienvenida de vuelta

Dama Blanca dijo...

Creo recordar que ya me he pasado por aquí anteriormente, aunque no sé muy bien si dejé algún comentario.

Bueno, en esta ocasión, era imprescindible.
¡Me ha encantado! Te sigo desde ahora.

¡Un saludo!

Reithor dijo...

Hola dama blanca,

no recuerdo ningún comentario así que digamos que ¡bienvenida! Me alegro que te gustara, habrá mas (y hay mucho más enterrado pero siempre da pereza mirar atrás...)

Un saludo y gracias

Virginia Vadillo dijo...

Los finales siempre son lo más difícil de escribir, sobre todo cuando se trata de amor. Yo dejaría la carta en puntos suspensivos, para que siempre se puedan seguir añadiendo más cosas =)
Bienvenido al cuentacuentos!

Reithor dijo...

Hola Virginia, gracias por la bienvenida e igualmente, bienvenida a thinking allowed. Respecto a los finales estoy de acuerdo, cuando se acaba algo la satisfacción rápidamente da paso al vacío, al "cómo llenar el hueco". Los finales de amor, que los cante Sabina.

¡Un saludo!

Rebeca Gonzalo dijo...

Tu texto rico en detalles me ha teletransportado a los nervios ante la primera cita, ante el papel en blanco... Ha sido todo un placer leerte y ver frases tan divertidas como la del azafrán. Encierra tu relato romanticismo y comedia, amor y angustia. En fin... ¡Genial!

P.D.: Fallo mío sí. No ví que en el post del Cuentacuentos "historia" estaba en otro color y era por tanto un enlace.

Reithor dijo...

Entonces el fallo es del editor de texto puesto en el foro, o del color del fondo :)

Gracias por tus comentarios, motivan mucho a seguir escribiendo, y me alegro de que lo disfrutaras.

¡Un saludo!

El Pistolero dijo...

Me he pasado por aquí a leer tus dos últimas historias, no había venido nunca.

Antes que nada, debo admitir que el hecho de que el tema a tratar sea el amor parecía que iba a complicarme las cosas, puesto que no suelo leer ni mucho menos escribir en este género. Sin embargo, es verdad lo que una vez leí acerca de que sólo hay dos tipos de historias, las buenas y las malas.

Éstas tuyas, sin duda, son buenas. Y lo son porque transmiten, porque no parecen vacías. Las palabras no están para adornar, o al menos no en la mayoría de ocasiones. Si lo que hay detrás, la historia, los sentimientos, no enganchan, da igual las palabras que uno elija.

Así que, felicidades, creo que serás un gran fichaje para El CuentaCuentos...

Reithor dijo...

Hola pistolero, antes de nada, bienvenido, gracias por leer y por comentar.

Me alegro que tus balas sean constructivas y alentadoras. Aquí nada, yo pongo mi granito de arena con lo que sale e inspira... unas veces sobre el amor, otras será sobre otras cosas. Ahora, a seguir cumpliendo las espectativas (¿o es con equis? El inglés me confunde con esta palabra).

Un saludo, y gracias!

Paula dijo...

A veces hay cosas que cuesta mucho expresarlas y nos parece que cualquier cosa que digamos, o escribamos, no refleja realmente todo lo que sentimos.
Muy bonita historia.
Saludos!

Reithor dijo...

Hola Paula, gracias por pasarte :) Me alegro que te gustara.

Un bico, ¡nos miramos!