"Los espejos dejaron de encontrarme, el papel glossy se olvidó de hacerme hueco. Cuando se me cayó el alma a los pies, mi sombra la cogió y salió a escape, directa a la casa de empeños del infierno a ver qué sacaba por ella. Le dijeron que nada, no estaba en condiciones como para aceptarla, y eso que no son exigentes. Arrastrada y cansada por la inútil carga, mi sombra se desplomó a los pies de un roble, tricentenario, fundiéndose, absorbida por la magnitud del ingente árbol. Y así cada trozo de mi alma llegó, sin comerlo ni beberlo, hasta la punta de todas y cada una de las ramas del magnífico roble, repartiéndose entre sus hojas redondeadas y dentadas. Cada otoño, al ponerse el sol, las hojas tratan de buscar mi cuerpo, y con la esperanza de que el viento las acerque se dejan caer y arrastrar, en búsqueda de ese saco de huesos gris e inane, rezumante de apatía, en que me convertí. Para llamar mi atención, esas hojas que llevaban mi alma se visten de mil colores, amarillo, rojo, marrón... todos los tonos que conocemos bien. Esperando, como la amante del marino mercante en cualquier muelle gallego, la llegada de su otra mitad. Y al igual que vuelve cada mañana al puerto a mirar, cada otoño el roble envía sus hojas a la búsqueda del cuerpo sin alma, sin sombra, sin aire."
Algún día el roble y la haya se reencontrarán, y volverán a sembrar de armonía los bosques.
Los puzzles de dos piezas son los más difíciles de resolver.
Algún día el roble y la haya se reencontrarán, y volverán a sembrar de armonía los bosques.
Los puzzles de dos piezas son los más difíciles de resolver.
2 comentarios:
La última frase es muuuuuuuy verdad. Pero si se consigue, son los que dan más satisfacción tb :)
Si, a ver para cuando resuelvo el mío... Tú sigue encajando la pieza de tu mediopuzzle ;)
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