martes, 25 de marzo de 2008

Glory



Jueves. 5 y diez de la mañana, el despertador por una vez releva algo interesante y animado me pongo en marcha con algo de cafeína para el cuerpo, y preparándome para el viaje más largo por carretera que iba a conducir. Igual no lo sería si el gran fotógrafo Zhou (chochín para los lectores habituales) propusiera una ruta alternativa en la cual a él se le pasaba a recoger yendo en dirección contraria durante dos horas, lo que alargó el viaje final de nueve a doce horas.


Algo de nieve, ver amanecer y llegar a Plattsburgh a recogerle y formar el cuarteto que suele cerrar, curiosamente, muchos viajes. Oleks, Ward, Zhou y yo nos dirigíamos a esa ciudad que desconocíamos como lo que ahora vemos, un lugar especial, la Capital del estado, el Distrito de Columbia: Washington. Donde la Gloria del Imperio americano reside, su corazón, el alma, el sentido de esta sociedad. El viaje, con sus paradas pertinentes para reponer la cafeína y añadir algún alimento al gaznate, fue bastante interesante ya de por sí. Las primeras horas como ya he dicho con la nieve, que se tornó en lluvia mientras ibamos al lado de las montañas de Adirondak, pasando a tiempo nublado por el valle del río Hudson y tornandose en soleado al dejar Nueva York al Este.

Aquí comenzó la locura de Nueva Jersey. El estado jardín (como se autodenominan) está lleno de conductores de la peor clase. Tiene la mezcla exacta de conductores incompatibles que tornan en peligro la conducción, con lo que no se puede tomar con la tranquilidad propia de mi entorno, y hay que estar tan atento como en el mismo Madrid que llevo dentro hace un par de años.

Tenía planeado dejar conducir en ese tramo a Zhou, pero dada su corta experiencia y el nivel ofrecido por los nativos, me tuve que tragar las 12 horas en total, asistido eso sí por el cambio automático y el control de velocidad que facilitan el descanso. Llegar hasta Washington fue bastante fácil, pero la entrada fue caótica ya que a un tipo listo (a mi, vamos) se le olvidaron las indicaciones precisas para el ambiente urbano (y las sigo buscando). El caso es que cogimos la salida buena en dirección contrario, nos metimos en un barrio de extrarradio que bien podía ser Móstoles, estaba lleno de afroamericanos (negros, vamos) que miraban raro (en el mejor de los casos) a un coche lleno de blancos y amarillos con matrícula de Nowhere York. Andaban por en medio de la calle, llevando sus escasas posesiones en un carro de la compra, y demás situaciones propias del hollywood más increíble que se pudiera pensar y se catalogue como de película... sigue siendo muy real.


Finalmente, dejando el mapa de vuelta para la vuelta, fijé rumbo en el Monumento a Washington (el famoso obelisco) que se ve desde todas partes para, desde mapa grande de carreteras, acabar encontrando el hotel. Este tenía un aspecto un pelín pasadillo, aunque el personal era amable. Todo el mundo afroamericano: trabajadores, clientes... vamos, negros. Dejamos las cosas en la habitación, y nos vamos a dar un paseillo a estirar las piernas y comer algo.

Todo el barrio está lleno de afroamericanos, que resultaron amables cuando se les preguntó, correctos en el trato, y tras los momentos inculcados por la TV y Hollywood de la peligrosidad de esta gente ves que no es tal y sin ningún problema. Unas chiquillas nos recomendaron ir al centro, y cogimos el metro (bastante limpio y sin problemas) para dirigirnos a Gallery-Chinatown. Zhou no cabía en si de gozo al disfrutar de los caracteres en cada letrero, así que al final accedimos a entrar en un restaurante que tenía un buen aspecto relativo. Nos armaron con palillos y un cazo, nos llenaron de sopa, y al igual que en casa llenaron la mesa con nueve platos diferentes para deleite de mis orientales amigos, sus patas de gallo y su sorber en los platos. Lo cierto es que estaba bastante rico, si bien se ha notado la subida del precio de la sal respecto al dólar (bueno, todo sube respecto al dólar).

Tras una vueltecilla por el centro, y como aún teníamos bastantes energías, decidimos volver andando. Aun de noche, cruzando el National Mall se podía ver el Capitolio, los diferentes museos y el jardín que tan famoso hizo a la película de Forrest Gump.




Tras una primera noche bastante tranquila y con el correspondiente madrugón, nos plantamos armados de sendas casacas, las necesarias para sobrevivir el in(f)vierno de Nowhere York, a las ocho y veinte en las taquillas del Capitolio. El ticket es gratis, pero no vale coger más de uno, y tampoco vale colarse en la fila con el "es que voy con...". Unos señores de azul, portando armas de diferente tamaño y capacidad letal purulan por podas partes para la seguridad de todos, así que bromas las justas.


El viento arreciaba, y el grupo que nos precedía, unos escolares ABC (American Born Chinese) atendían (o no) a su profesor showman explicar cómo "Hace 200 años en este lugar se decidió hacer un experimento, y se inventó la democracia. Esta democracia se ha demostrado que es el sistema a seguir por todos los países del mundo, ya que es el mejor sistema que se ha hecho nunca para elegir a los representantes del pueblo, en dos cámaras que son [...]. Cuando llega una cuenta al congreso, éstos votan para aprobarla o no. Si existe una mayoría suficiente se aprueba pero el presidente tiene derecho a vetarla si lo considera adecuado, pero si la mayoría es más que el 66% de la cámara ya no tiene derecho. Por ejemplo, se hace una cuenta sobre a quién le gusta el chocolate, a ver, quién está en contra del chocolate" en este momento hace un recuento de NIÑOS que no les gusta el chocolate (más bien pocos). "Con esta mayoría el presidente no [...]. (sorprendente giro en la conversación) Ahora llegan Al Qaeda, que son esos que rechazan el chocolate, así que tenemos que llevarles el chocolate porque el chocolate está rico".

No salté a debatir con él por cómo podría acabar el asunto. En fin, preocupante la lección del maestro. Finalmente conseguimos nuestro ticket y teníamos dos horas, que invertimos en un Starbucks y en visitar el museo de historia de los indios.

Este museo, bien grande, estaba casi vacío. La mitad estaba hueco, presentando únicamente una estatua de un indio tirando la flecha de la lluvia (la tira vertical hacia el cielo y si acierta a la nube, llueve... y cuando cae a ver a quien da) y tres canoas en las que no cabe ni las caderas de un chino. En la otra mitad, los dos primeros pisos son un teatro, y los dos restantes una exposición de ropas típicas (bastante interesante) y fotos de los herederos que quedan vivos, reservados.


Salimos de allí para dirigirnos al epicentro de la democracia mundial. En el corto camino nos cruzamos con una procesión, que lejos de presentar costaleros, saetas, pasos y llantos, consistió en un tipo portando una cruz cual estandarte deportivo andando acelerado y seguido de unos 400 fieles. No está mal para el poder de convocatoria en este país, bastante escaso por lo general. Esperamos como 40 minutos en tres diferentes colas, con un control de entrada similar al de los aeropuertos (sin quitarse los zapatos) conseguimos acceder al Capitolio. Las cámaras senatoriales estaban cerradas ya que era semana santa y los senadores estaban purgando sus pecados. Aún así, una guía mediante un sistema de onda corta y auriculares incluídos nos iba narrando plácidamente todo lo que decoraba "la Sala". Vamos, la cúpula. Decorada con varios cuadros, a destacar cuando George Washington et al. firmaron la independencia, uno sobre la batalla de Saratoga Springs (lugar que visité en Thanksgiving Day), uno de Colón, otro de un conquistador español cuyo nombre no recuerdo (no era de los más célebres, estos fueron hacia el Sur) y dos más. Bastante bonitos, todo muy patriótico. Pero lo más, lo más de todo, es la similitud con iglesias abovedadas, en las que se pinta un fresco tradicionalmente con motivos de ascendencia en santidad hasta llegar a Dios en el centro. Aquí han hecho algo parecido, solo que en el centro de la imagen está George Washington rodeado de ángeles y demás. Conclusión: Ser americano es una religión. Washington es Dios, ya que es el creador de la Nación (que llaman mundo), y los presidentes subsiguientes son sus profetas, como Bush por ejemplo. Segunda conclusión: están como una chota. Es la segunda religión nueva que conozco en este año, tras el pastafarismo.

La visita incluyó sala al senado original, que se utilizó hasta que la Unión sobrepasó los 34 estados miembros, y a la cripta donde salen más estatuas y una estrella en el centro del Capitolio, el punto de fuerza donde nace la Democracia Universal.
Salimos con cierta prisa, a pesar de haber tomado las medicinas que nos permitían estar expuestos a semejantes dosis de patriotismo radiactivo, en busca de un lugar donde comer. Me costó convencer a mis compañeros que podíamos colarnos en un edificio oficial, ir al comedor de personal y comer bien por poco dinero. Al final tuvieron fe y tras recorrer la Biblioteca del Congreso y un túnel que nos llevó al segundo edificio de la Biblioteca del Congreso, encontramos una cafetería, y dispuestos a comer una amable señora afroamericana (como el 70% de los no-turistas) nos dijo de subir a la última planta. Encontramos un restaurante con vistas, baratillo, y buffet al peso (llámese Deli). Así que me metí entre pecho y espalda una buena ración de pavo con relleno, una ensalada y fruta de postre, buena calidad. Acto seguido, tras un breve descanso, nos fuimos al National Mall a ver los diferentes museos y Memorials.

continuará

5 comentarios:

javier dijo...

Fantastico!!
Estoy deseando ver como termia el viaje!!!
No sabes lo que me hubiera gustado estar alli con vosotros y compartir esos buenos momentos. Os echo de menos....

Javi

Reithor dijo...

Que tal broder! La verdad es que lo habrías pasado genial, convencido estoy. Y con Oleks ibas a hacer buenas migas tú, que estáis cortados por el mismo patrón...

Un abrazo, a ver si hablamos

Alicia dijo...

QUÉ BIEN ESCRIBES!! Hay qué ver...
Interesante y divertido.

Mmmmmmuchas GRACIAS, me he reído y sonreído.Me encanta leerte contento, ojalá hagáis más excursiones así :) Eso síii, qué tute a conducir!! La próxima, q rule el chevy pal chochín :P

Un besazo! A pasarlo bien

ansiosa < ;) > estoy por el siguiente capítulo ! Muaks

Ali

Irving el navegante dijo...

Si, lo sé llevo mucho retraso en la lectura de tu blog, pero estoy malito y mi vida es un error...

También tengo retraso en el estudio y estoy sopesando la idea de tener también retraso mental (tema 51 de la oposición) aunque de momento me contento con Discapacidad Vital Ligera...

Me alegra volver a ver al Reithor sarcástico y políticamente poco correcto. A ver si se pasa la pesadilla opositil o yo encuentro fuerzas vitales y puedo dedicarle más tiempo a la vida y a los amigos, los cercanos y los lejanos.

Un abrazo enorme.

Pdta: umonjjt

Reithor dijo...

tampoco ando tan lejos... XDD

¿estas malito? Ya me dirás que pasa. De momento aceptamos oposición, mucho ánimo y a por ella que este año toca. lo primero es lo primero, ya sabes.

La post-data se me escapa :S

Tenías que haber estado para escuchar al mentecato que hablaba con los estudiantes. Fue increíble. Y con el Quique al lado, poniendo esa cara que pone de "la somanta ostias que le va a caer..." Momento leña mojada.