Filosofía...

Curiosamente, mientras me empecé un nuevo libro titulado “La Canción de Troya” (Coleen McCullough, 2000), resulta que saltó al escenario de la vida la antigua Grecia en sus diversas formas.Filosofía, maneras de ver la vida, de esa gente que vivía tan plácidamente que tenía todo el tiempo del mundo, y más, para pensar qué es la vida, cómo vivirla, y cómo enriquecerse interiormente. Lamentablemente, hoy en día no mucha gente se lo puede permitir, y por supuesto no estoy en ese selecto grupo que puede estarse, no ya toda la vida, sino siete meses dedicado a la introspección propia y de seres cercanos y como deberían ser y/o comportarse para que todo fuera como tiene que ser. Pues NO. Ese despertador que toca diana todos los días, esas horas dedicadas a ganarme el pan y si se diera el caso el de quien estuviera a mi cargo, esas horas dedicadas al mantenimiento del cuerpo (comer, dormir…) y del entorno en el que vivo, no es que deje mucho tiempo para la filosofía desgraciadamente. Aún así, siempre pensé que Demócrito era el más acertado de todos los filósofos griegos, aunque fuera completamente radical, su visión es mucho más acertada que la de su alter ego Parménides. El devenir, el movimiento, el cambio, el queso (¿para quesada cántabra?) y esa historia, el adaptarse a los entornos que cambian, evolucionar…

… le lleva ventaja al inmovilismo, hermetismo rocoso, que no deja de ser como el vidrio: rígido, duro, pero frágil al mismo tiempo.

… Y que no sea un trauma. Que una mariposa que aletea sus alas en Madrid puede provocar un tornado en Nueva York, pero no tiene por qué suceder siempre. Ni siquiera tiene que suceder… es sólo una posibilidad. Hay muchas otras.

A ver si es posible que con tanta filosofía griega, al final no nos den por culo.

Irving, gracias por la dialéctica ofrecida el 31 de Agosto