domingo, 6 de febrero de 2011

El infierno se queda frío




hacía mucho tiempo que las puertas del infierno no ardían a muerte; pero mucho, muchísimo más que no se congelaban. Y eso es lo que sucedió cuando, con una Les Paul entre los brazos, Gary le dio al picaporte. La escarcha se esparció, todos se volvieron a ver quién era, y solo se vieron unos rizos dejando fluir el Blues más allá de sus puntiagudas orejas.

De entre la multitud, Phil dio un paso al frente y le dio la bienvenida... los chicos estaban de vuelta en el pueblo. Qué envidia, con qué música les deleitaréis. Aquí te echaremos de menos, Maestro.

1 comentario:

Pugliesino dijo...

Siempre sucede con ellos, esa metamorfósis de cuerpo a música.
Ahora es música.

Un abrazo quillo