-Hola Antonio.
- ¡Cuanto tiempo!
-Te esperábamos para tocar la última. Mira, una guitarra, te la tiene guardada Enrique.
- ¿Y toda esta gente?
- Es para tocar tu despedida, tu bienvenida.
Lentamente se acercó y abrazó a su viejo amigo, cogió la guitarra y viéndose bien acompañado comenzó a tocar, tocar y cantar para olvidar la tortura del mundo. Y con su música tratar de llenar el hueco que queda en la música española del siglo veinte.
Nos vemos.
3 comentarios:
Qué grande, qué grande!...
Como decía Toni Garrido hoy en Asuntos Propios(por cierto, todo un mérito q en el día del debate sobre el estado de la nación hicieran un monográfico de tres horas sobre Antonio), quien no tenga hoy un vació en su corazón es que durante años lo ha ido llenando de muebles y ha dejado los sentimientos fuera.
Yo pensaba que este hombre era inmortal.
Otro que se une a la larga lista de artistas que nos dejan, cada vez más, en manos de bisbalitos. La que nos espera.
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