El otoño se va escapando entre los dedos (y yo sin poder ir a hacer senderismo...), y a diferencia del año pasado, la lluvia no nos acompaña constantemente, como si del cobrador del frac se tratara. ¿Será que vamos pagando las deudas?
Hoy no voy a filosofar, que es domingo. Quería recordar al gran Alberto Vazquez Figueroa, que ha empezado a utilizar en su blog figuras metafóricas en lugar de ir a saco contra el problema del agua y las malversaciones públicas pertinentes (o así me lo ha parecido entender a mí). Me gusta.
Por otro lado, esta mañana he leído esto y aún tengo la sangre hirviendo. Durante segundos recuerdo las palabras de Robespierre: "Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público; bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte." La muerte me resulta demasiado castigo, pero la impunidad que se tiene con quienes no han hecho más que, en favor de su avaricia, codicia, usura y bienestar personal, hace que la sangre hierva. Unos hundidos en créditos hipotecarios, los que no con las alas cortadas por renunciar a muchos años de su vida al no tener opción real de poder vivir (podría hundirse en los créditos hipotecarios), y los de siempre a celebrarlo. El poder del Estado no sirve al ciudadano, sino al colega privilegiado; inadmisible. Al menos, habrá relevo natural, sin violencia (solo por caducidad); algo es algo.
Siempre es por el dinero. La herramienta transformada en motor, así va el mundo.
En otro orden de cosas, ayer estuve viendo la última película de Body of Lies. Muy bien hecha, dan a DiCaprio desde el principio hasta el final, pero mucho espia bueno de la CIA y mucho moro malo. Propaganda total, vamos, como siempre.
2 comentarios:
Es impresionante, se me salen los ojos de las órbitas al pensar en las cantidades de dinero que se llevan mientras otros lo pierden todo. Cuando toca apretarse el cinturón unos pocos se ajustan el del jet privado, vergonzoso.
si lo peor es que los que han perdido todo son los que se llevan esas cantidades de dinero...
¡¡cruci!!
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