Hace falta...

Por primera vez subido a la atalaya de la piscina, en la plataforma, una brisa seca agita las gotas aún por secar en la piel. Todo se ve bastante pequeño, y el agua al fondo, con su transparencia, desata los miedos de una imaginación preparada para la supervivencia: y si desaparece, y si endurece, y si... Muchos "y si" juntos atenazándonos, que se van transformando en ese sudor -que se confunde con esas gotas víctimas de la brisa- que queda olvidado en la barandilla, bajo unos nudillos empalidecidos. Tus amigos te observan, apostando bien hacia sus adentros o bien abiertamente, sobre si llegarás al final de la plataforma para saltar, como caerás, y eres vagamente consciente de que esta primera subida será la que se comente durante el resto de la tarde (en el mejor de los casos, si haces el ridículo, quedará tatuado en tu historia). No hay marcha atrás, no queda más remedio que seguir adelante, a pesar de las raíces que parecen atarnos al elevado firme... ¿Vamos alla? Concéntrate. Cierra los ojos si es necesario, respira hondo, ya llegaste hasta allí, y ya sabes, todo el mundo saltó, sobrevivieron al miedo y salieron a flote, incluso muchos de ellos se volvieron a subir para volver a saltar y a partir de entonces no pudieron dejar de hacerlo...

SALTA.

Los cambios. Seguir adelante. Mantenerte firme en tus decisiones. Echarte atrás en otras decisiones. Decir lo que piensas. No explotar de rabia. No dejar que te pisen. Actuar con respeto. Mantenerse en el margen que la ética marca. Exigir lo que te corresponde. Amar sin condiciones. Altruismo. Honestidad.


Coraje.